Los monjes franciscanos acostumbraban a predicar en púlpitos adornados con imágenes. En este caso, no sólo era un escenario para predicar la palabra de Cristo, sino que se trataba de una verdadera pancarta de hechos bíblicos.
En él se encuentran plasmados episodios como la Anunciación, el Nacimiento, la Adoración a los pastores, la Crucificción y el Juicio final.
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