Cabe destacar que los devas o espíritus de la naturaleza son en sí un orden angélico, pero están literalmente en una longitud de onda diferente a la de los ángeles. Son los patones imperantes que controlan todo lo viviente: lo que crece, las cosechas, los jardines, selvas, lagos, peces, aves y animales. Su sombra se aprecia en configuraciones como bandadas de pájaros, cardúmenes de peces o en el trazo inigualable de una simple hoja. Los devas de la naturaleza co-crean y nutren el ambiente físico, cosa que hacen con independencia de los esfuerzos humanos y, de todos los seres angélicos, son los más afines a nuestra realidad humana.
Alejandra Solari
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