UN PASEO PARA CONOCER EL MUNDO DE ESTOS SERES MARAVILLOSOS .....

noviembre 12, 2009

La Virgen María en la Rue du Bac


La Virgen María se aparece en 1830 a una joven postulante a noviciado en el convento de la Rue du Bac, iniciando una era de apariciones que permiten catalogar a los tiempos desde allí en adelante como una verdadera era Mariana universal. Se habían producido diversas apariciones en los siglos previos: la primera fue la de la Virgen del Pilar en España, con María aún viva en la tierra, al apóstol Santiago y luego muchas otras en distintos lugares y momentos. Pero la cantidad e importancia de lo que ocurrió desde la Medalla Milagrosa en adelante marcaron el inicio de los tiempos de María como Capitana de sus fieles hijos enamorados.
La hermana Catalina Labouré había luchado muchos años, desde niña, para realizar su sueño de ingresar a un convento y consagrarse a la vida religiosa. La temprana muerte de su madre la llevó a entregar todo su amor de hija a la Madre de Dios. Enfrentó tremenda oposición de su padre, vivió humildemente y con una escasa educación esperando un milagro: en un sueño le marcó a Catalina el camino a seguir, sin que ella llegue a reconocer en ese momento quien era el sacerdote que le hablaba así. Después de varios años, reconoció en su llegada al convento de la Rue du Bac al patrono de la orden de las Hijas de la Caridad en un retrato: San Vicente de Paul, muerto algunos siglos antes, era el sacerdote que se había presentado en sus sueños.
Segura, a partir de allí que estaba realizando la Voluntad de Dios, Catalina vivió desde sus primeros meses en el convento de la Presencia Mística de Jesús. Catalina sólo confió a su confesor sus visiones manteniendo el secreto de las revelaciones que recibiría hasta el final de su vida. Pero ella secretamente añoraba la Presencia Mística de su amadísima Madre Celestial. Ante su insistentes ruegos, en al noche del 18 de julio de 180 un ángel se presenta a Catalina y la conduce a ver a la Virgen María, quien se manifiesta esplendorosa en la capilla del convento. Dialogan durante más de dos horas y allí la Madre de Dios guía amorosamente a Catalina hacia la obra que le encomienda. Sucesivas revelaciones le indican la necesidad de difundir una medalla por todo el mundo. Catalina revela el pedido a su confesor, quien, sin el conocimiento de Catalina lucha y logra que la medalla se diseñe y se difunda. La impresionante cantidad de milagros que se generan a partir de allí hacen que la Medalla Milagrosa sea distribuida en millones d copias por muchos países, sin que nadie pueda conocer el nombre de la vidente que recibió tan noble encargo. Catalina, en absoluta humildad, vivió en silencio y trabajó toda su vida hasta que una muerte apacible la llevó a los brazos de su Madre Celestial por siempre. El mundo conoció entonces el nombre de la vidente que tuvo la gracia de recibir a la Virgen en Rue du bac: Catalina fue canonizada como Santa Catalina de Labouré, mientras su cuerpo milagrosamente incorrupto aún en la actualidad, es expuesto en París ante la admiración de las multitudes que la visitan.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario