"La Templanza" (1949/71/1993)

"El ángel alquimista"

Los nacidos en los años de este arcano son templados, solidarios, ecuánimes, moderados, autocontrolados, equilibrados. Mal aspectados se vuelven desequilibrados, vengativos, discordantes e impacientes. Este arcano representa el equilibrio de las cosas. Busca la equidad y las proporciones justas de todo. Para lograrlo debe primero templar los extremos, o si se quiere los opuestos, que tienden a desequilibrar. Es el alquimista del Tarot, junto con El Mago.

El hecho de mezclar las aguas simboliza la unión de los opuestos la reconciliación de las contradicciones internas en los seres humanos. Para eso eso necesario compensar lo descompensado, o viceversa. Este arcano contiene los secretos para encontrar el camino que lleva a esa verdad interior y los nacidos bajo la influencia de su energía, poseen de manera oculta, todas las llaves que abren las puertas del equilibrio. Mientras La Rueda marca ciclos que cambian el estado de las cosas, llevándolas a otros polos, La Templanza busca mantener un equilibrio interno a pesar de los inesperados cambios. Mientras La Justicia hace que se cumplan las leyes, La Templanza trata de encontrar los puntos justos de sus fuerzas internas. Los nacidos en los años de La Templanza no podrían vivir sin buscar, sobre todas las cosas, el equilibrio de sus vidas. Necesitan que tanto sus relaciones, como las cosas que llevan a cabo, guarden un equilibrio y detestan los extremos aunque muchas veces caigan en ellos. Sienten que el ángel que viven dentro de ellos no tiene nada que ver con este mundo violento, lleno de egoístas. Esto está muy distante de lo que son en esencia, causándoles graves conflictos por sentirse tan diferentes. A lo largo de sus vidas van aprendiendo a templar sus espíritus, se tornan cautos y calmos en su obrar. Nadie mejor que ellos como mediadores, pues son sumamente ecuánimes en su proceder. Van más allá de la justicia. Tratan siempre de mantenerse armónicos con los procesos naturales de la vida y eso los hace ser personas sanas. Irradian bienestar y salud a todo aquel que se encuentre a su alrededor. La luminosidad de este arcano se ve reflejada en sus hijos a través de sus dulces miradas que expresan vitalidad y paciencia. Aman la independencia y son capaces de emprender la más aventurada de las batallas, si fuera necesario, para proteger la libertad que naturalmente poseen. Sus alas los incitan a volar libremente y detestan cualquier cosa que pueda significarles una jaula. Se apartan rápidamente de todo aquel que quiera cortarles las alas; no les importa abandonar una relación con tal de impedir tamaño sacrificio. Les encanta comunicar a los demás lo que sienten y lo que aprenden. Cuando transmiten algo, lo hacen tan suavemente que nadie puede contradecirlos de mala manera. Esto no es sólo el mérito de su forma sino que además sus ideas pocas veces son desacertadas. Ellos se elevan hasta donde moran las ideas y evalúan las cosas de la vida desde otra dimensión, mostrando con una gran claridad puntos de vista que pueden parecer obvios, pero de los que nadie antes se había percatado.
Tienen un punto débil, que es el mundo afectivo y cuando no anda bien se encuentran casi imposibilitados para hacer cualquier cosa. No pueden vivir sin el debido marco de contención afectiva que necesitan tanto como el aire que respiran. Son a la vez seres que saben quererse, cuidarse y respetarse a sí mismos, su escala de valores en la vida está regida por estas reglas. Un hogar en la que nace una de estas criaturas aladas, es como si fuera tocado por una varita mágica que lo llena de bendiciones y lo protege de todos los peligros. (El Horóscopo del Tarot).