Tal como sucedió durante la época románica, la escultura gótica está llena de símbolos que eran fácilmente reconocibles por los cristianos y que ayudaban a transmitir el mensaje bíblico. Cada uno aparece señalado claramente con su respectivo símbolo para que pueda ser plenamente identificado y su mensaje pudiera ser comprendido fácilmente por el espectador.
En el pórtico de la Catedral de Chartres se dio vida a varias figuras que ran cómodamente identificables gracias a los símbolos que las acompañaban.
A Abraham se lo muestra como un viejo que sostiene a su hijo dispuesto para el sacrificio; a Moisés con las Tablas de los diez mandamientos y a Melquidesec, rey de Salem, fue esculpido con el cáliz y el incesansario sacerdotal por ser el modelo o patrono de los sacerdotes.
Asimismo, en la jamba oriental de la catedral se pueden ver a Samuel y David y en la occidental a Isaías, Jeremías, Simeón, San Juan Bautista, San Pedro, pudiendo ser identificados todos ellos por sus atributos.
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