UN PASEO PARA CONOCER EL MUNDO DE ESTOS SERES MARAVILLOSOS .....

noviembre 15, 2009

Las siete leyes


La ley de Mentalismo se basa en que todo es mente, el Universo es una creación mental. El Universo en el que vivimos es una creación mental del Todo, en cuya mente vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser. Nuestros pensamientos tienen cuerpo, masa, al salir de nuestro cuerpo mental adquieren vida, personalidad, son una entidad que entra a funcionar según la dirección que le hemos dado, con el color, la tonalidad que le hemos adjudicado en el momento de emitirlo. Hay dos tipos de pensamientos: Negativo y Positivo. Un pensamiento cargado de mala intención, de tristeza, de dolor, de odio, de sentimientos depresivos pertenece a quien lo fabricó y periódicamente se acerca a la persona para recordarle el hecho que lo indignó, que lo hirió...Cuando a la mente vuelve "el recuerdo" vuelves a indignarte, a sentir el mismo odio, el mismo deseo de desquite, de venganza. Por lo cual este pensamiento se fortalece, crece a tu costa y cada vez te domina más y te hace sentir esclavo. En cambio, un pensamiento positivo siembran un semillero maravilloso y esas vibraciones luminosas que salen de nuestro cuerpo mental van a tocar otras mentes estimulándolas en ese sentido. Muy importante es saber que con la mente gobernamos las células de nuestro cuerpo. El cuerpo físico manifiesta salud, belleza y energía, lo que ocurre en nuestro cuerpo mental. Es como un espejo. Nada es más obediente que la materia. El organismo funciona como la mente regidora está decretando. Lo has pensado, lo has mentalizado y tu organismo obedece. Los dos enemigos que lleva el hombre en su mente son el miedo y el odio. Por eso, para no aceptar ideas negativas debemos estar alertas y en cuanto estés pensando mal de ti o de alguien, o tengas pensamientos pesimistas repite: "No lo acepto ni para mí, ni para nadie". Pasa al lado positivo, apruébate y da gracias al Padre por todo lo perfecto que eres.
Un mal pensamiento, el rencor por algo que te han hecho, se puede ir destruyendo:
"Ya eso pasó. Lo perdoné, lo olvidé. Tú no tienes el poder sobre mí. Ahora miro hacia el futuro con optimismo, ahí está todo el bien de Dios esperándome. Vete, no te necesito. Ya no tienes poder". (Manual de Metafísica).

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