Relacionado con la lluvia, encarna una influencia del cielo sobre la tierra pero, al mismo tiempo, como cae durante la noche y brilla como las perlas, tiene otros sentidos. En China, se creía que provenía de la Luna y que concedía la inmortalidad. En cambio el budismo, lo asocia a la fugacidad del mundo material. Para los griegos, era portador de fecundidad y fertilidad. En la Cábala, representa la salvación y la renovación de la vida y en el simbolismo eclesiástico el Espíritu Santo derrama sus bendiciones a través del "rocío celestial".
(Diccionario de Símbolos)
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