Entre las numerosas leyendas relacionadas con las catedrales, tenemos la de un tal Jacquot, que se puso en camino para ver en persona la maravilla de la que todos hablaban, Notre Dame de París. Tras llegar a la ciudad a la puesta del sol, llegó a entrar en la catedral emocionado y atento. primero, en la penumbra, vio poco o nada y luego empezó a observar la luz coloreada de las vidrieras, intentando distinguir los dibujos. De pronto, de las vidrieras del crucero norte salió a su encuentro la figura de un evangelista que lo dejó sorprendido y aterrorizado. La aparición le dijo: "La luz y el color que puedes ver son expresiones de tu alma. Mira en el interior de ti mismo, encontrarás todavía más color y aún más luz".
Después de esta experiencia tan singular, Jacquot se hizo ermitaño en el bosque de Broceliande (foto), en la Bretaña, que en tiempos antiguos fue la residencia de Merlín, el encantador, y se unió así a la tradición céltica.
(Los secretos de las catedrales)
Con todos los canales abiertos... los lugares mágicos espiritualmente permiten la conexión con la luz divina, cualquiera que sea el credo religioso; y el corazón se llena de tanta luz, que se va saldando la deuda karmica, limpiando, purificando y entregando.
ResponderBorrarQue linda catedral, una publicación que alegra los corazones de tus visitantes porque permite ir creciendo y sanando muchas heridas, una catedral que da la sensación de protección!