Todas las respuestas están dentro de nosotros. Sin embargo, nos pasamos la mayor parte del tiempo haciendo preguntas a los demás. Estamos tan ocupados con lo de afuera, con la agitación del mundo externo que nos rodea, con la estimulación sensorial que nos producen tantas imágenes, sonidos, olores, que casi nunca estamos en silencio con nosotros mismos. Nuestro mundo interno es un escenario fabuloso en el que pueden transcurrir las escenas más maravillosas y sin embargo vivimos escapando de nosotros mismos. No queremos estar solos. Muchos temen a la soledad y viven huyendo de ella como si fuera un monstruo que quiere devorarlos; cuando en realidad, estar solos es encontrarnos con nosotros. ¿Cómo es posible sentir tanto miedo de uno mismo? No hay nada que temer. Sólo se trata de nosotros. La manera de perder el miedo a algo es mirándolo de frente. Hagamos entonces un ejercicio: mirarse al espejo. Mírate la cara. Cada uno de nosotros recibirá respuestas diferentes a esas preguntas, porque si bien todos somos uno, a la vez, existe la individualidad y cada uno de nosotros es un ser único e irrepetible. No hay recetas para seguir. cada camino es individual y es nuestra tarea descubrir cuál es.
Estamos rodeados de señales que nos van marcando el camino. La mayoría de las veces no les prestamos atención o ni siquiera las vemos. El bullicioso mundo cotidiano produce un gran aturdimiento y enceguece. Pero las señales ahí están. A veces se nos aparecen en sueños, otras veces en las palabras que decimos a otros, creyendo que son consejos para ellos, cuando en realidad nos estamos aconsejando a nosotros mismos.
Otras veces las señales se nos revelan escritas en algún libro que estamos leyendo o que abrimos al azar o en un cartel en la calle que dice justo lo que necesitábamos en ese momento. En general, no prestamos demasiada atención a estos hechos a los que usualmente denominamos "casualidades". Estos hechos, aparentemente casuales, son señales que van marcando nuestro camino y se presentan para guiarnos o advertirnos. No creo que se trate de hechos casuales, sino que todo responde a un plan perfectamente sincronizado; lo que ocurre es que nosotros desconocemos el plan; por eso nos provoca la ilusión de que las cosas suceden porque sí.(Graciela Iriondo "Stellarius")
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