Nuestros sentimientos son una fuerza poderosa y elemental que puede liberar grandes oleadas de emoción. Los sentimientos, si no se expresan, fermentan y forman una presión inconsciente propia, exigiendo finalmente ser expresados y resueltos. Cuando estamos abiertos a los sentimientos, por otro lado, las emociones fluyen como el agua. Lo que hemos de buscar es un equilibrio en el que somos conscientes de nuestros sentimientos y también de poderlos expresar. Querer sentir lo que es verdadero para nosotros más que suprimir nuestra fuerza vital en emociones embotelladas. La ira, la tristeza o la ansiedad reprimidas nos conducirán inevitablemente hacia situaciones que pueden actuar como un imán, sacando nuestros sentimientos a la superficie. Si no nos percatamos de ello, nuestras proyecciones emocionales pueden hacernos sentir como víctimas de una situación, en vez de reconocer que ha sido creada por nuestras emociones no expresadas.
El Príncipe Angélico del Este nos ayuda y nos guía para experimentar la riqueza de nuestros sentimientos y par encontrarles vía de salida legítimas y creativas. Nos bendice cada vez que permitimos a nuestras emociones un reconocimiento honesto y nos ayuda a transmutar los sentimientos negativos en una expresión creativa legítima. Nos muestra como pintar, cantar o danzar nuestros sentimientos de modo que no permanezcan encerrados en nuestro inconsciente, fomentando situaciones que sólo conducen a un mayor dolor.
Podemos orar a este ángel para que nos ayude a sentirnos cómodos con nuestros sentimientos y nos vemos atrapados en el juicio a nosotros mismos por lo que pudieran ser. Cuando nos permitimos a nosotros mismos sentir, estamos conectándonos con las profundidades de nuestro espíritu.
El Príncipe Angélico del Este nos ofrece el apoyo y consuelo que necesitamos para experimentar y expresar lo que sentimos. Cuando hacemos esto estamos plenamente vivos, en la corriente principal de la vida. Cuando permitimos a nuestros sentimientos fluir estamos dándonos el regalo de la liberación y capacitándonos para ser quienes somos de un modo más verdadero. Con cada expresión de tristeza e ira que asumimos e integramos en nuestra personalidad, crecemos y maduramos. La verdadera auto-capacitación sólo puede tener lugar cuando damos oportunidad a nuestros sentimientos. Después de todo, son parte de nuestro ser y este ángel quiere que nos sintamos seguros con lo que sentimos. (www.metirta.com).
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