Con frecuencia solemos expresar que estamos alegres pero en realidad son pocas las veces que nuestra alegría surge de nuestra alma y se refleja externamente, con una mirada o con una actitud hacia los demás.
Aquel que goza de alegría interna ha recibido la gracia divina de la armonía y del amor puro. Quien sabe de la alegría interna es aquel que siempre encuentra la bondad en el prójimo, aquel que irradia calma espiritual. Gozamos de alegría interna cuando reflexionamos y descubrimos que somos afortunados por todo lo que poseemos y aprendemos a disfrutarlo.
Es necesario que meditemos acerca de todo lo que nos ha sido dado. Encontraremos que hemos sido beneficiados con muchos dones y mucho amor. Este es el camino que los ángeles nos señalarán para hallar la verdadera alegría: la interna, la que nace de nuestro espíritu. (Un ángel para cada día - Julián Victoria).
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