Los ángeles nos reciben con sus alitas desplegadas, entregándonos su aura resplandeciente. Nos regalan su ternura habitual y nos ofrecen su calor. Ellos nos ayudan a ser mejores personas, a sentir amor por el prójimo, misericordia por los desamparados, dar servicio a los necesitados.
Nuestros amigos angelicales nos enseñan a ser tiernos, piadosos y condescendientes con quien nos necesita, nos inspiran para que ayudemos a la humanidad.
Invoquemos a los ángeles. Elevemos nuestras almas a abramos nuestros corazones. No desviemos la mirada cuando alguien nos suplica una ayuda, una palabra de aliento. Seamos piadosos con nuestros semejantes. Pidamos a los ángeles que nos guíen por el buen camino de la elevación de nuestro espíritu. (Un ángel para cada día - Julián Victoria).
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