Sentimos que todo nos sale mal, que no somos capaces, que todo nos cuesta mucho más que a los demás. Esta sensación nos produce angustia y nos acobarda para iniciar nuevas relaciones o encarar nuevas actividades.
Cerremos los ojos, aspiremos hondo. Invoquemos a los ángeles. Ellos vendrán para elevarnos a un mundo pleno de amor. Dejemos que la luz que emiten penetre en nuestro cuerpo. Nos darán seguridad y fuerza de voluntad. Nos apoyarán en todo lo que proyectemos, nos darán convicción y coherencia.
Ellos nos aman profundamente y se sienten felices cuando realizamos esfuerzos par superarnos.
Confiemos en la ayuda angelical. Aprenderemos así a confiar en nosotros mismos y a encarar el día gozosos y seguros de nuestro triunfo. (Un ángel para cada día - Julián Victoria).
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