UN PASEO PARA CONOCER EL MUNDO DE ESTOS SERES MARAVILLOSOS .....

octubre 03, 2008

Cultivar la percepción consciente

El eneagrama nos ayuda a desprendernos de los mecanismos limitadores de nuestra personalidad para que seamos capaces de experimentar profundamente quiénes y qué somos en realidad. Pero esto no ocurre de modo automático; ciertamente es un requisito comprender los tipos de personalidad de modo claro y profundo, aunque la información sola no basta para liberarnos. No podemos llegar a la transformación por simple fuerza de voluntad, pensamiento o "técnica", sin embargo, no puede ocurrir sin nuestra participación.
Las tradiciones sagradas de todo el mundo se unen para insistir en la importancia de ser testigos de nuestra transformación. Se nos llama a estar vigilantes, a observarnos y a ser conscientes de nosotros mismos y de nuestras actividades. Si deseamos beneficiarnos de este mapa del alma, hemos de cultivar el arte de la percepción consciente, aprendiendo a estar más despiertos a nuestra vida a cada momento, sin juicios ni pretextos. Hemos de aprender a "sorprendernos en el acto" de comportarnos según los dictados de nuestra personalidad, a ver como nos manifestamos momento a momento de modo mecánico y no libre. Cuando somos capaces de advertir lo que estamos haciendo en el momento presente, de experimentar el estado actual totalmente y sin juicios, empiezan a desvanecerse las viejas pautas. La percepción consciente es fundamental en el trabajo de transformación, porque los hábitos de nuestra personalidad se marchan cuando los vemos en el momento en que ocurren. Analizar comportamientos pasados es útil, pero no es tan poderoso como observarnos en el momento presente. Por ejemplo, vale la pena comprender por qué uno tuvo un altercado con el cónyuge, socio o con un hijo. Pero si de pronto nos sorprendemos en el momento mismo en que tenemos el altercado, puede ocurrir algo extraordinario
En ese momento de conocimiento podríamos caer en la cuenta de que en realidad no deseamos actuar con ese comportamiento discutible en que estábamos sumergidos sólo unos segundos antes. También es posible que veamos una verdad más profunda acerca de nuestra situación. Si somos capaces de permanecer con estas impresiones, nuestra percepción consciente continuará expandiéndose. Al principio, tal vez nos sintamos avergonzados o azorados. Pero si continuamos presentes en nuestra incomodidad o desagrado, también sentiremos surgir algo distinto, algo más real, capaz, sensible y consciente de nosotros mismos y de nuestro entorno. Este "algo" es comprensivo y fuerte, paciente y sabio, intrépido y de inmenso valor. Ese algo es lo que verdaderamente somos. Es el "yo" que trasciende al nombre, sin personalidad, nuestra verdadera naturaleza. (Riso - Hudson).

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