A él deberíamos recurrir cada mañana al despertarnos, porque trae a nuestras vidas la amorosa sensación de paz y bienestar que nos da la armonía.
Creemos que lo desarmónico es natural. Vivimos tantos momentos de tensión, angustia, miedo e incertidumbre que damos vueltas y vueltas y casi nunca llegamos a algún lugar específico. Necesitamos de este ángel, para encontrar orden, paz y belleza en nuestra vida diaria. Si este ángel es un amigo cotidiano para nosotros, tendremos una grata vibración, generaremos bienestar a nuestro alrededor. Nuestra vida, actitudes y pensamientos se tornarán armónicos y luminosos. Si nos detenemos un momento y ponemos las manos sobre nuestro corazón, cerrando los ojos y respirando profundamente, ya estamos armonizando nuestro cuerpo. Podremos armonizarnos diciendo: "Mi querido ángel de la armonía, ven a mí, envuélveme en tu grandeza y ayúdame a elevar corazón, mente y espíritu hacia una paz perfecta; tener una visión exacta de las cosas y mantenerme en la armonía sublime de los seres de Dios. Gracias, estoy en armonía y así permaneceré".
Cristina del Solar
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