De acuerdo con los libros de Enoch, este tenía 365 años cuando se le aparecieron los ángeles y le condujeron al cielo. Un día se despertó en su lecho con "una gran pena" en el corazón, que no pudo comprender. Dos seres se le aparecieron entonces, que él describe como hombres. "Y se me aparecieron, extraordinariamente grandes, como yo nunca había visto antes en la Tierra; sus rostros eran brillantes como el sol, también sus ojos eran como una ardiente luz y de sus labios salía fuego, con ropaje y cánticos de varias clases, de aspecto imperial; sus alas eran más brillantes que el oro y sus manos eran más blancas que la nieve". Enoch se asustó sobremanera, pero los ángeles le dijeron que no temiera, pues habían sido enviados por Dios para conducirle al cielo. Le pusieron sobre sus alas y así lo llevaron. Enoch encuentra allí 7 cielos y 7 tierras correspondientes, unidas unas a otras con ganchos. Más allá de Séptimo Cielo se encuentran 3 cielos más El Primer Cielo, regido por Gabriel, es uno de los más cercanos a la Tierra, conteniendo los vientos y las nubes. Los ángeles que viven allí gobiernan las estrellas y los cielos. Hay también ángeles que guardan en depósitos la nieve, el rocío, el aceite y todas las flores de la Tierra. El Segundo Cielo, es regido por Rafael y es una oscura área carcelaria donde los ángeles caídos esperan el juicio. Sus ángeles guías, dice Enoch,"me mostraron oscuridad, más grande que la oscuridad terrenal, y allí vi prisioneros colgando, vigilados, esperando el gran e infinito juicio. Estos ángeles eran oscuros, más que la terrestre oscuridad y lamentándose incesantemente a través de todas las horas". Se dice que estos prisioneros son ángeles caídos que se apartaron de Dios con su príncipe, quien está amarrado en el Quinto Cielo. Los ángeles caídos ruegan a Enoch que interceda por ellos, pero éste se pregunta cómo él, un simple mortal, puede hacer lo que se supone los ángeles hacen por la humanidad. El Tercer Cielo es regido por Anahel y es una tierra de contrastes. Una parte del cielo, la región norte, es en realidad un infierno oscuro, helado y sulfuroso, lleno de ángeles torturadores que castigan a las almas pecadoras que residen allí. Entre los condenados se encuentran los que han deshonrado a Dios y practicado encantamientos o brujería. El resto del Cielo es una especie de Paraíso donde se encuentra el Árbol de la Vida, hay manantiales de miel y leche y allí residen las almas de los justos, guardadas por 300 ángeles muy brillantes. En el Cuarto Cielo, Bajo la jurisdicción del arcángel Miguel, está el sistema del Sol y de la Luna, cuidado por 15 miríadas de ángeles. Allí Enoch vio a los Fenises y Chalkidris, "maravillosos y admirables, con pies y cola de león y cabeza de cocodrilo; su aspecto es brillante como el arco iris, sus alas son como las de los ángeles, cada uno tiene 12 y ellos cuidan y acompañan al Sol produciendo calor y rocío como Dios se los ha ordenado". Aquí Enoch oye el cántico de los ángeles: "En medio de los cielos yo vi soldados armados sirviendo al Señor, con tímpanos y órganos, con voz incesante, con dulce voz, con dulce e incesante voz y variados cantos, los cuales son imposibles de describir y asombran a todo espíritu, tan magnífica y maravillosa es la música de esos ángeles, y yo estuve encantado escuchándola". El Quinto Cielo es otra prisión, un valle de fuego donde los ángeles, guardas o Grígori, los cuales con su príncipe Satanás rezaron al Señor de Luz y tomaron esposas entre los hombres, esperan su castigo. El Sexto Cielo, está lleno de ángeles eruditos que estudian la astronomía, la naturaleza y el homo sapiens. Aquí Enoch encuentra a los arcángeles, que son ángeles que rigen todos los ciclos y funciones de la naturaleza, las estaciones y los años. Son también ellos quienes escriben todo acerca de las almas de los hombres, de todos sus actos y de sus vidas delante del rostro del Señor. En el Séptimo Cielo Enoch encuentra a los ángeles más elevados, como tronos, querubines, serafines y dominaciones, así como feroces tropas de grandes arcángeles. Estas huestes angélicas se inclinan ante Dios y entonan sus alabanzas.
Entonces dos ángeles guían a Enoch hasta el confín del Séptimo Cielo, diciéndole que allí se les ordenó llevarle,. Este se siente aterrorizado pero Gabriel se aparece ante él, le levanta del suelo, "como una hoja arrebatada a la tormenta" y lo transporta más alto. En el Octavo Cielo (Muzaloth), Enoch "ve al que cambia las estaciones, la sequía y la humedad y los doce signos del zodíaco". El Noveno Cielo (Kuvachin), "es donde están las moradas celestiales de los doce signos del zodíaco". El arcángel Miguel conduce a Enoch al Décimo Cielo (Aravoth), delante del rostro de Dios. "Era, dice Enoch, como hierro que fosforeciera en el fuego y se presentara emitiendo chispas y abrasando. Así yo vi el rostro del Señor, inefable, maravilloso y muy tremendo..." "Y quién soy yo para hablar del ser inefable del Señor y de su maravilloso rostro? y no puedo decir la cantidad de sus muchas enseñanzas y distintas voces, el trono del Señor es muy grande y no hecho por sus manos, ni tampoco la cantidad de esos seres parados a su alrededor, ejércitos de querubines y serafines y su incesante canto, ni su inmutable belleza". Instruye Dios a Miguel y le dice: "Ve y saca a Enoch sus vestiduras terrenales y úngelo con mi fragante ungüento y ponlo dentro del ropaje de mi gloria". Enoch adquiere entonces una apariencia deslumbrante, como los ángeles que lo rodean. Dios ordena entonces al ángel Pravuil, cuyo conocimiento era más rápido en sabiduría que el de los otros arcángeles, los cuales escriben todos los actos del Señor, que traiga los libros de la sabiduría y se los entregue a Enoch. Escribe entonces 366 libros en 30 días. Y es comisionado por el Señor, quien le revela la historia de la creación y le dice que el mundo acabará en el octavo día de la creación (unos 8000 años), que será el fin de los tiempos y los pecadores serán juzgados. Enoch ha suministrado todas las reglas de moralidad y virtud necesarias para que los humanos vivan. Luego de estas revelaciones, Enoch es enviado a la Tierra por espacio de 30 días, durante los cuales instruye a sus hijos. Luego Dios hace regresar a Enoch al cielo y lo transforma en Metatrón, dándole 365000 ojos y 36 pares de alas. Su función principal, desde ahora, es ser el escriba del Cielo. (Extraído de "El Libro de los Ángeles").
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