Es una constante de la humanidad imaginar un libro que contenga todas las esencias de las cosas materiales, un libro leído por un quimérico ermitaño, un mono sabio bajo un árbol, sentado en sus raíces. Elevado a sus frondosas representaciones intelectuales, o bajando a las profundidades de la Tierra en busca de la piedra parlante, el pequeño rey coronado, el alma de los filósofos. Así, en la sagrada tradición, Nicolás Flamel halló el manuscrito de Abraham el Judío (libro de la iluminación alquímica) y quiso descifrar a través del Camino de Santiago muchos mitos hebreos.
Wilfrid M.Voynich adquiere en el año 1912 un manuscrito de 235 páginas que era guardado en un colegio de la Villa Mandragone, cerca de Roma. Este libro es al parecer de autor desconocido. Algunos lo atribuyen a Roger Bacon, pero otros,(como yo), por numerosos indicios, a Ramón Llull, si es que se puede afirmar que una obra de alquimia posee autor, pues estas creaciones toman vida propia. Desde otra esfera, el alma le dice al poeta aquello que al parecer éste ya intuía. En palabras del filósofo Descartes: "Llegó a conocer una infinidad de particularidades acerca de los números, las figuras, los movimientos y otras cosas semejantes cuya verdad se manifiesta con tanta evidencia y concuerda tan bien con mi naturaleza, que cuando comienzo a describirlas no me parece que aprenda nada nuevo, sino que más bien recuerdo lo que ya sabía antes; me apercibo de cosas que ya estaban en mi espíritu, aún cuando no había dirigido mi espíritu hacia ellas....(De Meditaciones Metafísicas - René Descartes)
Las obras de arte geniales pertenecen a la humanidad. Bajo este concepto de inteligencias más evolucionadas sería creado el manuscrito, un libro iniciático para ser comprendido por futuras generaciones.
El manuscrito (esto resume mi hipótesis) fue realizado por el docto y genial Ramón Llull en la montaña Randa (Mallorca) con el objetivo de escribir "el mejor libro del mundo" que sacara a los infieles de sus errores, y que mostrara científicamente la sagrada concepción de Jesús con elementos divinos y no humanos (esencias vegetales). Es probable que esa concepción sin pecado del hijo de Dios y su intento de dar veracidad al cristianismo le llevara iluminado a otros mundos, a otra lengua angélica que siempre quiso imitar...
(Mario M.Pérez Ruiz)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario