Ángel de rizos de oro,guardián de mi alma y mi andar,
dos rosas azules tus ojos
dos alas de brisa y de paz.
Custodio que vistes el alba
de esa pureza sin par,
cual nube, cual nieve, cual perla,
cuan blanca tu esencia está.
Celoso guía y maestro
sugieres la virtud y lealtad pues llevas las almas al cielo,
inspiras al santo la paz,
sugieres la belleza al poeta
y cuidas al niño en su andar.
Revelas al sabio las ciencias,
conminas al soberbio a cambiar,
estimulas la fuerza al caído,
y los hombres sugieres
el suave y dulce rezar.
De luces dotado sublime,
combates las fuerzas del mal,
con cánticos de preces celestes
de arpas, trompetas y violines
que entonan:
Clemencia al rebelde;
que musitan:
Al justo la paz.
Juan Martín Figuerero Torrent
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