UN PASEO PARA CONOCER EL MUNDO DE ESTOS SERES MARAVILLOSOS .....

enero 10, 2010

Elemento Fuego



El fuego es la energía menos condensada de las cuatro, la más inmaterial y la más veloz. El fuego es acción, pero no una acción producto de una convicción, de un sentimiento o de una reflexión, sino más bien de lo que podríamos llamar una voluntad instantánea y es por eso que se le considera un elemento de intuición. Ella es más rápida que el pensamiento, sensación y el sentimiento y no se detiene en obstáculos, consideraciones o temores. El objetivo inmediato es lo único que existe para el sujeto.
El color del elemento fuego es el rojo anaranjado y el temperamento asociado, el colérico, lo que nos habla de reacciones explosivas, repentinas y fugaces que no dejan huella y se autoconsumen. El fuego es el elemento más polarizadamente yang, masculino, fecundador.
El fuego es voluntad, la que puede ser dispersada en simples deseos o pasiones, o en verdadera voluntad regida por la escala de valores individual. En el primer caso, se trata de voliciones efímeras de búsqueda de satisfacciones materiales o psíquicas. En el segundo caso, se está orientado hacia el futuro, hacia la realización espiritual, ajena a las tentaciones frívolas de la vida material. Podríamos decir que los deseos son la caída de la voluntad en lo temporal, pasajero, perecible y que la voluntad real es intemporal, orientada hacia lo eterno. Mucho se habla del fuego como elemento consumidor, abrasador, pero no debemos olvidar que nada se consume en el sentido de la extinción, sino que sólo se transforma. El fuego se erige como el catalizador de las más rápidas transformaciones de energía. Antes de existir una idea, ya está el hecho, para bien o para mal. Teniendo presentes las características de ilimitado elemento símbolo, podemos deducir fácilmente que la persona con signo de fuego es, en primer lugar, un optimista, tanto en la apreciación de sus propias fuerzas como en la valoración de sus posibilidades para lograr sus metas, sobre las cuales presume por anticipado, el éxito. Su actuar es imperativo, "él tiene que hacerlo", según sus veloces dictados internos, proceso en el cual exige de los demás la misma rapidez y eficiencia que él aporta. Se le encuentra a menudo en el papel de líder, al que accede naturalmente gracias a su poder conquistador, a su gran energía y capacidad de lucha, a su seguridad en sí mismo, a su entusiasmo, a su espíritu de superación, su empuje, su creatividad incesante para conseguir las metas que se propone.
El hombre de fuego es el portador de la bandera de un ideal y generalmente encuentra quienes lo secunden para hacerlo realidad. Una vez lograda esa meta, de inmediato la reemplaza por otro objetivo, en un infatigable proceso de autoafirmación de la propia voluntad, en el que son secundarios los logros obtenidos.
este hombre no tiene tiempo para mirar atrás, es insaciable en todo el sentido de la palabra, con el impulso siempre dispuesto a lo que viene después. esta es una de las razones por la que no es depresivo, porque nunca se detiene a lamentar el pasado.
Agreguemos que carece de consideración hacia los demás, quienes tiene que soportar sus impulsos arrolladores y sus exigencias que arrasan con todo lo que está por delante. es muy poco diplomático y no desperdicia su tiempo en dar explicaciones ni excusas. No se detiene en los aspectos lógicos o formales de las cosas, ni se entrega a inquietudes psicológicas prolongadas. O llega instantáneamente a la médula del asunto, o pierde el interés. Nada crónico ni restringido le atrae, sí lo nuevo, lo no inspeccionado, lo no descubierto, lo ilimitado. El máximo ideal de un hombre de fuego es la conquista de su propia libertad de acuerdo a sus propios valores y la mayor catástrofe que pudiera ocurrirle es el derrumbe de sus ideales. Sus modelos son el predicador, el héroe, el profeta, de uno en uno y aún los tres a la vez.
Entre las virtudes del hombre de fuego están la inspiración, la productividad, la eficiencia ("la mayor eficiencia con el menor esfuerzo y en el menor tiempo posible" es su lema), el valor, rayano en la temeridad, la espontaneidad, la independencia, la automotivación con lealtad a su ideal, la honestidad, la calidez, la vitalidad, la carencia de prejuicios. Sus aspectos negativos provienen de sus mismas virtudes: agresivo, insensible a las necesidades de los demás, exigente, egocéntrico, fantasioso, arrogante, impertinente, extravagante, impositivo, tirano, cruel.
La expresión de estas características dependerá de cuánto se haya alzado el individuo en la escala evolutiva. En un nivel inferior, todo el vigor e impulsividad del fuego estarán orientados hacia objetivos materiales e inmediatos con mayor probabilidad de enfatizar sólo los deseos. En un nivel superior, la fuerza transformadora de este elemento estará dirigida hacia ideales elevados, ya sea consciente o inconscientemente.
Así, el primero de ellos, Aries, simboliza los aspectos más primitivos, enfatizando la conciencia de su propia existencia, el recién nacido del zodiaco: "Yo soy".
El segundo, Leo, representa el adolescente, que ya tiene autoconciencia y cuyo lema es: "Yo hago".
El tercero, Sagitario, regido por el sabio Júpiter, representa el conocimiento y su expresión es : "Yo veo". desde luego, esta clasificación es sólo simbólica, puesto que en cada uno de los tres signos hay individuos de todos los niveles evolutivos. (www.alcione.cl)

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