UN PASEO PARA CONOCER EL MUNDO DE ESTOS SERES MARAVILLOSOS .....

enero 09, 2010

El viaje - El Loco


Aunque es verdad que el héroe comienza el viaje como El Loco, es capaz de evolucionar con gran rapidez. Al final de la historia, sin embargo, debe adoptar nuevamente una actitud modesta y sencilla similar a la que inicialmente tenía. Nos recuerda a Perceval, que se adentra en el mundo vestido como un loco y, como él, encuentra el castillo del Santo Grial al final de la historia. También aquí vemos aparecer a El Loco como un tonto simple al principio del relato, emergiendo más tarde como El loco sabio.
Las cartas muestran a El loco acompañado por un perro que simboliza el poder de los instintos, que lo protege a lo largo del camino y sale en su auxilio cuando lo necesita. A pesar de encontrarse al borde del abismo u de no ser consciente de ello, nunca llega a caer. El ladrido del perro lo pone sobre aviso o, más probablemente quizá, siente el impulso de seguir en otra dirección, sin llegar nunca a darse cuenta lo cerca del peligro que ha estado. Las montañas cubiertas de nieve que conforman el escenario de la carta representan las cumbres que aún le quedan por escalar en su viaje y que son el hogar de El Ermitaño. Es la meta de la primera parte del viaje, al final de la serie de cartas impares: el conocimiento o mejor dicho, el autoconocimiento. Todo lo que lleva El Loco en su viaje está dentro de su hatillo y ello ha dado lugar a todo tipo de especulaciones. La mejor explicación se la debemos a Sheldon Kopp, que llamó al hatillo "la bolsa del conocimiento no usado".
Con ello expresa la típica y a la vez interesante actitud de El loco: no sabe nada o no hace uso de lo que sabe aunque, en contrapartida, sus conocimientos jamás le bloquean u obstruyen. En cierto sentido personifica al niño que todos llevamos dentro que, como el resto de los niños, le encanta probar siempre cosas nuevas y tomar caminos imprevisibles. No cabe duda de que esta actitud abierta y libre de condicionantes es la ideal para el aprendizaje de cosas nuevas. Waite llamó a esta carta "la mente en busca del conocimiento".
Sin embargo, cuanto más adultos nos vamos haciendo, más tendemos a reafirmarnos en nuestra convicciones y opiniones. Dando por sentado que estamos siempre en lo cierto, sin excepción, perdemos todo interés por conocer cómo se ve la realidad más allá de nuestras ideas. Vivimos en un mundo de conceptos, a los que con gran orgullo llamamos conocimiento pragmático y que bloquea nuestra capacidad de abrirnos al conocimiento que procede de nuestro interior. Nos aferramos aquellos juicios e imágenes que nos infunden una cierta sensación de seguridad, aunque la realidad es bien diferente. Nuestra vida se vuelve aburrida, rutinaria y monótona y al no surgir cosas nuevas e intensas que nos ilusionen, la alegría d vivir se marchita en nosotros. Y, qué duda cabe, la realidad nos da alcance, una vez tras otra, haciéndonos reconocer, en nuestras crisis, que nuevamente nos hemos hecho de ella una idea equivocada.
Por el contrario, El Loco representa el lado alegre y sin grandes complicaciones que también tenemos, a quien la perfección o los errores le son completamente indiferente. Con alegría y de forma desenfadada va por la vida probando cosas nuevas, sin temor a equivocarse, a hacer el ridículo. Si algo no funciona, simplemente lo vuelve a intentar hasta que lo consigue o hasta perder el interés. Le gusta experimentar ese sentimiento de felicidad que nace del corazón y se sorprende ante la cantidad de posibilidades, la gran variedad de cosas que la vida y el mundo le ofrecen. (Hajo Banzhaf)

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