Es el color del infinito. En el lenguaje sagrado egipcio simboliza la inmortalidad y es el color de la transparencia y de la imaginación. En el arte religioso, la virgen está representada con hábitos de color azul con diversos matices. Representa la fidelidad a las cosas y los compromisos. La contemplación del color azul calma en profundidad el sistema nervioso.
En un mandala, tiene relación con la maternidad y puede indicar cierta pasividad en el hombre.
Es necesario por otra parte, madurar las cosas y no dejarlas al azar. El azul amplía y abre la intuición espiritual. Corresponde al elemento éter que se considera como un espacio donde los elementos más densos despliegan sus actividades. Es el símbolo de la comunicación, de la creatividad, de la paz, de la armonía y de la expresión. Es como un cordón umbilical entre nuestros impulsos y las reacciones que estos suscitan. Es el color de la exteriorización de todo aquello que vive dentro de nuestro ser. (J.L.Nuag)
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