Fantasmas y ángeles

Existe una amplia tendencia a confundir a los ángeles con los espíritus de seres humanos que ya partieron, y que tradicionalmente se llaman fantasmas. Se cree que los fantasmas son las almas de los difuntos que permanecen cerca del reino terrenal debido a algún aspecto inquietante de su muerte o por su propia adicción a la existencia física. Etimológicamente ghost (fantasma) está vinculado con la palabra alemana geist, "espíritu", lo que indica una connotación más amplia de la palabra original. Las ideas en relación con los fantasmas varían según cada pueblo. En Occidente, los fantasmas son considerados como seres atemorizantes, una fuente de mal o una fuerza demoníaca. La caracterización de los fantasmas se hizo más compleja en el siglo XIX, con el nacimiento del espiritismo y su enfoque sistemático en los médiums, que son intermediarios que pueden comunicarse con los espíritus; empezaron representar a los fantasmas como entidades útiles que permanecen en la tierra para ayudar a sus seres queridos o para revelar alguna verdad. Como muchos cumplían la función de "mensajeros", fue natural que surgiera la confusión entre fantasmas y ángeles. Sin embargo, tradicionalmente, hay varias creencias que permiten distinguirlos: los ángeles son un orden separado de creación y nunca han encarnado en un cuerpo humano; a los ángeles se les considera residentes del cielo y siempre están cumpliendo una misión cuando se encuentran en la tierra, mientras que los fantasmas no tienen esa misión. (Extraído de "De la A a la Z de los ángeles" - Oliver y Lewis).