Este mudra es el gesto de oración más tradicional y fomenta la calma, la introspección y la conexión con la energía cósmica. La energía positiva que cada hemisferio cerebral puede circular de uno a otro más fácilmente gracias a este mudra, ya que las palmas juntas crean una especie de puente entre las mitades derecha e izquierda del cuerpo, que viven separadas.
Ramón Benitez Reyes
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