Las gemas

Un cristal puede absorber, almacenar, proyectar y concentrar las energías sutiles. En definitiva, tiene el poder de poner a la energía en circulación. Desde hace millones de años un sinnúmero de minerales habita el seno del planeta dandole el ser humano a las piedras un valor incalculable: desde la construcción de primitivos utensilios, vivienda e incluso armamento. Y es que todas las culturas antiguas las gemas, los cristales, las orcas, las piedras preciosas fueron valoradas por su belleza y también por sus poderes armonizadores y su capacidad de sanación. Están constituidas de tal manera que son portadoras absolutas de energía. Ésta, transmitida correctamente, tiene el poder de sanar, puede contrarrestar las vibraciones negativas y logra armonizar y equilibrar la energía tanto de una persona como de un espacio o ambiente. Entre las técnicas más comunes de utilización terapéutica de las gemas podemos mencionar su aplicación directamente sobre el cuerpo como lo más habitual (ésta técnica se combina muy bien con el reiki y la aromaterapia) lo que acentúa su poder y sus resultados. Pueden utilizarse para la preparación de ungüentos y pueden utilizarse en forma de elixires, combinándose con otros (Flores de Bach o Flores de California). Una forma tan habitual como la aplicación directa de gemas, es la programación de cristales de cuarzo.

(Gemoterapia de Ruiz y Stell)