Según la leyenda, el cuerpo de Buda fue incinerado tras su muerte, como manda la tradición. Sin embargo, el canino izquierdo fue rescatado por la princesa Hemamala, del reino hindú de Kalinga, quien lo escondió entre sus cabellos hasta llegar a Sri Lanka. Una vez allí, se erigió el fabuloso templo que hoy conocemos, para que el tesoro de Buda quedara protegido para siempre.
Una vez por año, entre julio y agosto, y durante 10 días se realiza la Perahera o Procesión del Diente de Buda. este festejo es el mayor de Kandy y en el se puede ver una gran desfile de elefantes, vestidos con telas exquisitas, además de bailarines que realizan danzas con fuego, música y mucho color. El elefante más grande es quien lleva en su espalda un palanquín dorado con la reliquia de Buda, y así recorre la ciudad, ante la vista de emocionados fieles y peregrinos.
Además de la entrada al templo, se deben comprar permisos para fotografiar o filmar. No se debe fotografiar con la estatua de Buda detrás, ya que nunca se le debe dar la espalda. El santuario se visita descalzo, con pantalones largos o sarong y los hombros cubiertos.
(Lugares Sagrados - La Nación)
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