La palabra hebrea thapuah ("lo que huele bien"), que nombra al manzano, es una clara referencia al agradable aroma que exhalan sus frutos.
En el Cantar de los Cantares, el esposo extasiado dice de su amada: "El perfume de tu aliento es como el de las manzanas". (Cantar de los Cantares 7,9).
Considerando que el manzano rara vez crece en países cálidos y siendo norma general que no florezca en ellos, se ha sugerido que el árbol mencionado en varios pasajes de la Biblia podría ser el membrillo, que también pertenece a la familia de las rosáceas y aún hoy existe en cantidad superior al manzano en Tierra Santa. Pero esta sugerencia es innecesaria, porque las mejores variedades de manzanos y perales nos llegaron desde Asia Menor y Siria, y los manzanos crecen en la actualidad no sólo en las regiones más altas del Sinaí, sino también en las mesetas de Hebrón y en las llanuras inferiores.
Aunque el extracto o tintura de manzanas y el de membrillo, ya que este tiene un sabor ácido que no le permite ser muy popular entre los consumidores. Es probable que el manzano señalado en la Biblia sea Pyrus malus, lo que explicaría mejor las alabanzas que se dicen de él: "Como manzano entre los árboles silvestres es mi amado en los mancebos.
A su sombra anhelo sentarme, y su fruto es dulce a mi paladar" (Cantar de los Cantares 2,3)
(Marinus de Waal)
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