A veces, es la figura de lo abismal, la oscuridad ambigua. En el Antiguo Testamento aparece como presentimiento: la predicción de Jesús en relación a la resurrección, comparándolo con Jonás que estuvo 3 días en el vientre de la ballena (el gran pez) hasta que el Señor le ordenó sacarlo y entonces lo vomitó en la playa. Se suele interpretar como una imagen de la resurrección. En las concepciones mitológicas de algunos pueblos, este mamífero acuático es imaginado como soporte del universo. (Diccionario de Símbolos)
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