UN PASEO PARA CONOCER EL MUNDO DE ESTOS SERES MARAVILLOSOS .....

septiembre 05, 2008

Paracelso

Philippus Aureolus Theophrastus Paracelsus Bombastus von Hohenheim, este es el nombre de quien fuera conocido como "Paracelso", nació el 17 de diciembre de 1493 en Einsiedeln (Suiza). A los 48 años dejó su cuerpo, desencarnando en Salzburgo el 24 de septiembre de 1541. En su lápida se lee la siguiente inscripción: "Aquí yace Felipe Teofrasto Bombast von Hohenheim. Famoso doctor en medicina que curó toda clase de heridas; la lepra, la gota, la hidropesía y otras varias enfermedades del cuerpo, con ciencia maravillosa".
A la edad de 34 años, fue nombrado profesor de medicina de la Universidad de Basilea, quemó públicamente las obras de Galeno y Avicena diciendo: "en las correas de mis zapatos hay más sabiduría que en todos estos libros". Fue expulsado de la ciudad de Basilea, fruto de una campaña de desprestigio, mantenida por el resto de los médicos, de tendencias conservadoras y materialistas. Esta campaña contra Paracelso se debió a que no reconocía ninguna otra autoridad médica por encima de él que no fuera la naturaleza, obteniendo favorables resultados en sus tratamientos, situación que desesperaba a la clase médica de entonces. Sus obras están repletas de alusiones a seres elementales con los que mantenía relación, tales como gnomos, silfos, salamandras y ondinas, genios de la tierra, el aire, el fuego y el agua respectivamente lo que nos da idea de su contacto directo con los mundos internos. Paracelso fue tachado de hereje de la misma manera de los gnósticos y sus enemigos le definían como vagabundo, pero él sólo seguía las pautas de la naturaleza. Al mismo tiempo aplicó la enseñanza que por medio de la alquimia le era revelada. Como dice en su Fragmenta médica. "el objeto de la alquimia no es transformar metales innobles en plata u oro, sino crear un remedio contra todas las enfermedades". Se dice que Paracelso aprendió el arte de la alquimia durante uno de sus viajes a Constantinopla, de boca de Salomón Trismosin.
Según Paracelso, la naturaleza muestra el proceso de la curación. El médico es sólo un instrumento; su tarea consiste en descubrir las relaciones ocultas, coordinar una parte con otra. Su primer maestro fue su padre, quedando así una vez más demostrado que más se aprende con el ejemplo que con el precepto; lo instruyó en latín, botánica y cirugía. En su juventud lo envían al monasterio de los benedictinos de San Andrés de Levanthal y allí se conoce con el obispo Eberhard Baumgartener, gran alquimista. Luego pasa a Basilea donde continúa con sus estudios y allí es cuando reconoce que es imposible dedicarse a la medicina sin saber astrología. Paracelso quería la unión del alma y el espíritu divino, para concebir con el funcionamiento del Espíritu Universal dentro de la Naturaleza. En sus escritos se lee: "la magia es sabiduría, es el empleo consciente de las fuerzas espirituales para la obtención de fenómenos visibles o tangibles, reales o ilusorios, es el uso bienhechor del poder de la voluntad, del amor y de la imaginación, es la fuerza más poderosa del espíritu humano empleada en el bien. La magia no es brujería". Hablaba abiertamente de los 4 reinos de la naturaleza como fuego, tierra, aire y agua, como lo hacían los antiguos. En su laboratorio no faltaban los artilugios propios de un gran alquimista, como crisoles, balanzas, alambiques, fuelles, etc. Veamos como Paracelso definía a un verdadero médico: "El verdadero médico no se jacta de habilidad ni alaba sus medicinas, ni procura monopolizar el derecho de explotar al enfermo, pues sabe que la obra ha de alabar al maestro y no el maestro a la obra. Hay un conocimiento que deriva del hombre y otro que deriva de Dios por medio de la luz de la naturaleza. El que no ha nacido para médico, nunca lo será. El médico debe ser leal y caritativo. El egoísta muy poco hará en favor de sus enfermos".

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