Los corales son pequeños pólipos de apenas unos milímetros de diámetro que pertenecen al reino animal pero que tienen la capacidad de fijar sobre sus tejidos el calcio disuelto en el mar y así, después de un proceso de años, forman rígidas estructuras calcáreas de color blanco tan conocidas. Lo que sucede es que con el tiempo el pólipo del coral muere y la estructura calcárea permanece, siendo ocupada por un nuevo pólipo que realizará el mismo proceso. Así, a lo largo de millones de años, la estructura calcárea crece hasta alcanzar dimensiones realmente llamativas, conocidas como arrecifes de coral. Se forma en aguas tropicales. Pueden presentarse también en colores naranjas, rosas, azules y negros.
El coral tiene en sí mismo la maravillosa conjugación del reino animal con las innumerables propiedades del oceáno. Lleva dentro la combinación perfecta de propiedades curativas que provienen de las diferentes sales minerales que conviven en el mar, su propia conformación de calcio y la inmensa sabiduría adherida del proceso de millones de años que lo convirtieron al reino mineral. Está relacionado con el primer chakra, por lo que influye directamente sobre problemas circulatorios en las mujeres, que causen problemas en el ciclo menstrual e incluso problemas de fertilidad. Es recomendable, además, para tratar anemias. Por su alto contenido de calcio, está vinculado con la formación de los huesos de los niños, con la recuperación de tejidos óseos de los adultos, como así también en tratamientos de osteoporosis. Es un gran protector contra las energías negativas y un gran estabilizador de ambientes. (Nélida Ruiz y Horacio Estell).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario