Puesto que felicidad (o placer) es aquello que acompaña a la realización del fin propio de cada ser vivo, la felicidad que le corresponde al hombre es la que le sobreviene cuando realiza la actividad que le es más propia y cuando la realiza de un modo perfecto; es más propio del hombre el alma que el cuerpo por lo que la felicidad humana tendrá que ver más con la actividad del alma que con la del cuerpo. Desde un punto de vista más realista, Aristóteles acepta que para ser feliz es necesaria una cantidad moderada de bienes exteriores y afectos humanos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario