Los ángeles en la vida cotidiana

Cualquier persona puede entrar en contacto con un ángel, siempre y cuando tenga fe y cierta preparación espiritual que lo lleve a recibir abiertamente su mensaje. En gran medida, estos requisitos son cumplidos por los niños, quienes tienen la inocencia necesaria para recibir los mensajes de los ángeles sin prejuzgar, descreer, ni racionalizar lo que están escuchando. Si estamos ante un problema y deseamos que nuestro ángel acuda para ayudarnos, es necesario que esa ayuda sea solicitada. Dios da al hombre libre albedrío y por lo tanto el ángel no puede entrometerse en nuestras decisiones. Siempre que deseamos la ayuda de su ángel, él estará allí para orientarnos.Cuando pedimos a un ángel que nos ayude, su respuesta rara vez surge como una manifestación divina o sobrenatural. Más bien forma parte de nuestra vida cotidiana y suele tomar la forma de eso que luego llamamos "casualidad". Si estamos preocupados por un dinero que no podemos cobrar y le pedimos a nuestro ángel que nos ayude con ese problema, es probable que al rato y "casualmente" encontremos algún comentario que nos sugiera la mejor forma de cobrar ese dinero. Del mismo modo si atravesamos dificultades en el amor e imploramos a nuestro ángel que nos ayude, no será extraño que alguien nos hable espontáneamente acerca del amor, sin que jamás le hayamos pedido un consejo. Esa es la manera que los ángeles tienen de comunicarse con nosotros. Intervienen inesperadamente en aquello que nos rodea y aparecen ante nosotros en múltiples formas, a menudo tan cotidianas que no estamos atentos para recibir lo que nos quieren decir. Creer en los ángeles y estar predispuestos a recibir su ayuda es esencial para reconocer las señales que nos dejan. Esa es la importancia de la Fe. (Ramón Benitez Reyes).