Prestar atención a las señales que nos llegan desde los ángeles abriendo nuestro corazón es la mejor manera de contactarnos con ellos. Sin embargo, para estar en verdadera comunicación con nuestros ángeles deben saber que no sólo esperamos sus mensajes, sino que buscamos activamente su protección. La única forma de mantener un diálogo con los ángeles es buceando en nuestro propio interior. La meditación, es un por un lado, ir hacia nuestro centro, hacia nuestro origen y de esa forma enfrentarnos con nuestro verdadero ser. Es una forma de despejar la mente de los pensamientos que la nublan y ver con claridad qué somos en realidad. Pero, por otro lado, no es sólo un regreso a la esencia del hombre, sino también hacer contacto con la esencia de la divinidad. Porque los ángeles, Dios, el ser superior, el Cosmos y la existencia residen no tanto en nuestro mundo exterior sino en nuestro interior. Meditar, entonces, es aprender a "hablar" con los ángeles. Metafóricamente, claro, porque la meditación busca alejarse del pensamiento, de la palabra (que es su expresión) y enseñarnos a disfrutar del silencio y la plenitud que no pasa por la conciencia. (Ramón Benitez Reyes).
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