UN PASEO PARA CONOCER EL MUNDO DE ESTOS SERES MARAVILLOSOS .....

julio 28, 2008

Aceites esenciales

Los aceites esenciales no son aceites. No son grasientos, suelen ser claros como el agua y se evaporan con rapidez, cosa que no ocurre con los aceites genuinos. Los aceites esenciales son en realidad sustancias volátiles y aromáticas que se producen de forma natural en el interior de determinadas plantas. Son los que dan a cada especie sus olores característicos. Se extraen de los materiales de las plantas mediante varios métodos, la mayoría de los cuales suelen ser muy caros. Es prácticamente imposible fabricar en casa los genuinos aceites esenciales. Para dejar bien en claro de que se trata, los aceites esenciales son los productos destilados de las plantas que poseen un aroma natural. El aceite esencial de lavanda se extrae de la lavanda y no de una planta que huele como ella. Si un aceite es producido en un laboratorio por un especialista, mezclando productos químicos adecuados para reproducir la esencia de la flor, no es un aceite esencial. Los aceites esenciales genuinos contienen todos los ingredientes que crean la fragancia y como han nacido de la planta, están en contacto directo con la tierra. Esta energía sutil, alimentada por el suelo, el sol y la lluvia, vibra en los aceites esenciales. Como nosotros también somos de la tierra y poseemos este vínculo, podemos mezclar la energía de los aceites esenciales genuinos con la nuestra para que produzca en nosotros el cambio que necesitamos. Los aceites son las energías concentradas de la planta. Los verdaderos aceites no son tóxicos y el cuerpo los asimila fácilmente: a través de la nariz y de los pulmones durante la inhalación, a través de la piel durante el masaje y a través del tubo digestivo si se toman por vía oral. Los sintéticos, en cambio, no se pueden usar en ninguna de estas formas. Los aceites se degradan enseguida si no se los cuida de la luz (mantenga los aceites alejados de la luz,, aunque se vendan en frascos oscuros); el calor (lejos de chimeneas, velas, hornos); el aire (bien cerrados y no lo deje sin tapa por más de unos cuantos segundos); la humedad (el cuarto de baño es el peor sitio para guardarlos. El lugar debe ser fresco y seco). (Scott Cunningham).

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