UN PASEO PARA CONOCER EL MUNDO DE ESTOS SERES MARAVILLOSOS .....
julio 28, 2008
Griegos y Romanos - Sus fragancias
Los griegos creían que las plantas aromáticas procedían de las diosas y los dioses, quienes por ese motivo se complacían con las fragancias que se les ofrecía. Muchas de las costumbres rituales en las que intervenían las plantas aromáticas son muy parecidas a las de los egipcios: untaban a los difuntos, quemaban incienso en los altares y se echaban perfumes caros. Los griegos creían que las esencias frescas que salían de las plantas vivas, les ayudaba a conservar la salud física. Sus casa estaban construidas con habitaciones que daban a jardines de hierbas y flores. Posiblemente el empleo más conocido de plantas aromáticas entre los griegos fue la práctica de coronar a los campeones olimpicos con guirnaldas de hojas de laurel fuertemente aromáticas. Rosas, claveles, azucenas, mirtos, cardamomos, lirios, mejoranas, nardos y hasta membrillos y granadas: todos los utilizaban para sus fragancias.Se untaban la cabeza con ungüentos perfumados con capullos de manzana, lirio o nardo para evitar la embriaguez; aspiraban perfumes especiales para curar enfermedades internas, como el aroma del membrillo o violeta blanca para aliviar los problemas estomacales. Cuando los griegos llegaron a Roma, los conquistadores aprendieron mucho sobre perfumes del pueblo conquistado. Los romanos habían llevado el uso de los perfumes a un extremo tan extravagante que hasta las tazas de barro perfumadas se habían hecho populares. Antes de usarlas, las ponían a remojar en perfume. El pueblo consumía cantidades tan grandes de materiales de plantas aromáticas para perfumarse que en el año 565 fue promulgada una ley que prohibía utilizar esencias exóticas en privado. Al parecer esta medida fue dictada por el temor a que no hubiera suficiente incienso para quemar en los altares de las divinidades. De acuerdo al documento que contiene esta ley las esencias más convenientes para cada divinidad son: casia y benjuí para Júpiter; ámbar gris para Venus; costo para Saturno. El laurel y la sabina eran recomendados para invocar a casi todas las deidades. Esta costumbre de quemar incienso que tenían dichas culturas, procedía de la práctica ancestral de dejar ramilletes de flores silvestres y de hierbas en los templos rurales. (Scott Cunningham).
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