Su jerarquía es de Principado y tiene regencia desde el 28 de noviembre al 2 de diciembre.Su color de vibración es el índigo y azul y el aroma es el clemátide.
Daniel es el ángel que amorosamente nos señala el camino de la esencia, de esa naturaleza primordial que se encuentra dentro de nosotros y que soporta cualquier embate.
A lo largo de nuestra existencia cambiamos de apariencia física, sin ninguna duda, de gustos, muy posiblemente de objetivos, tal vez. Sin embargo, hay algo que en nosotros permanece inalterable desde el momento mismo de la concepción hasta el instante en que abandonamos el mundo; algo que va en y con nosotros a lo largo de toda nuestra vida, como una suerte de joya interior de inmenso e inalterable valor; esa es nuestra esencia, aquello que hace que nosotros seamos los que somos, más allá del hecho de que decidamos tener el cabello largo o corto o de que optemos por vivir en un lugar en detrimento de otro.
Pero, a veces, el ser humano pierde de vista su esencia, no la reconoce o deja de tomar contacto con ella. Acaecen entonces, épocas de dolorosa y oscura confusión, donde no siquiera sabemos quienes somos en realidad, porque nuestra esencia nos es esquiva.
En esos momentos la ayuda de Daniel es invalorable ya que nos revela, nos vuelve a indicar cual es esa esencia con la que hemos perdido contacto y cómo luchar contra nuestro ego que pretende engañarnos para alejarnos de ella.
Volver a reconocer nuestra esencia, tomar en contacto con ella y valorarla tiene increíble efectos sanadores sobre nuestros múltiples planos: espiritual, emocional, psíquico, energético y hasta físico y biológico.
Y, por supuesto, permite que sepamos de manera más certera qué posición tenemos ante el Padre Creador.
Los nacidos bajo la regencia de Daniel, hace a las personas discretas, con capacidad para resolver problemas que otros encuentran sumamente difíciles y con una particular y pronunciada tendencia a la meditación. Dotados de fuerza y energía, siempre actúan de manera benéfica con sus semejantes. Saben muy claramente lo que quieren y lo que pretenden en cada instancia de su existencia, aunque no tienen apuro por lograrlo ni conseguirlo. El lema que guía su vida es "sin prisa, pero sin pausa".
Se lo invoca para encontrar nuestra esencia y conectarnos con ella. (Nadine Mirabeaux)
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