UN PASEO PARA CONOCER EL MUNDO DE ESTOS SERES MARAVILLOSOS .....

mayo 11, 2008

"Siempre tiene que hacerlo lo mejor que pueda..."

A lo largo de nuestras vidas oímos: "No te preocupes por lo bien que lo hagas, siempre que lo hagas lo mejor que puedas". Examine esta idea y puede que saque una conclusión diferente. La verdad es que no tiene que hacerlo lo mejor que pueda. De hecho, "lo mejor que puede" es algo que nunca se suele medir, ni siquiera saber. Esta idea puede llevarle a extremos enfermizos. Esta idea es incompatible con la superación. Significa que uno no tiene que ir hasta el máximo cada vez que se hace algo. Cuando uno se libera del dogma de tener que actuar a un determinado nivel, también se libra de la necesidad del ego de que le juzguen mejor que otro. Le irán mejor las cosas si se limita a hacer y disfrutar y a estar dispuesto a aprender. Hacer la cosas lo mejor que uno puede implica enormes tensiones y presiones. Uno se mide de acuerdo con un modelo que le han impuesto sus bien intencionados educadores y mentores. No hay paz en hacer las cosas lo mejor que uno puede, sólo hay lucha constante para adquirir el distintivo "del mejor". Tener que juzgarse constantemente según las metas de logro impuestas desde el exterior es poner la vida bajo control de esos factores externos. Usted no puede conocerse a sí mismo cuando las demandas del ego son sus constantes compañeros. Su yo espiritual sólo quiere que esté en paz, que sienta alegría interna y que tenga un propósito. Cuando se aplica "lo mejor que pueda" le entrega el control de su vida al ego. El camino de la búsqueda sagrada es convertirse en una persona sensata, lo cual es diferente de luchar para hacer las cosas lo mejor que pueda. El antiguo libro de Tao-te Ching comenta qué es ser una persona sensata: " Los cinco colores pueden cegar; los cinco tonos, ensordecer; los cinco sabores, empalagar; la carrera, la caza, pueden volver locos a los hombres y su botín no brindarle ninguna paz. Por lo tanto, el hombre sensato prefiere el ojo interno al externo. El yo interno no tiene ningún ideal de perfección en el obrar; se limita a escuchar y saber y se dedica a sus actividades de forma decidida, sin preocuparse de cómo saldrán las cosas. Cuando uno llega a conocer el propósito de su vida, se halla en el proceso de llegar a ser espiritual y esto no puede medirse con fórmulas mundanas como "lo mejor que pueda" o "lo mejor de todo". (Wayne Dyer).

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