Dónde están?

En el cielo...esa es la respuesta más escuchada y recibida a lo largo de nuestra vida. Tanto lo hemos dicho y oído, que terminamos creyéndolo, entonces...¡son inalcanzables !. Este es el momento de cambiar esa idea. Vamos ! Cerremos los ojos, respiremos profundamente, escuchemos el latir de nuestro corazón y así, dulcemente, repitamos las preguntas: ¿Dónde está? ¿Dónde vive mi ángel de la guarda? Si estamos en paz, dejémonos llevar por lo que sintamos, seguramente vamos a apreciar que con sólo estirar un poquito las manos podemos tocarlo. Sí! Están aquí! A nuestro lado! Rodeándonos con su calor, su luz y su infinito amor. No pueden quedarnos dudas. Quienes hemos sentido alguna vez, una presencia angélica, sabemos que es así. Están siempre a nuestro alrededor. Sólo nosotros podemos establecer la conexión; de nosotros depende comprender que no pueden intervenir sin pedido previo, no pueden quebrar nuestra decisión. Si les pedimos señales, amorosamente, nos las darán; si les pedimos guía, luminosamente, la proporcionarán. Seguiremos perdiendo el tiempo? O nos dejaremos llevar por lo que está escrito en la Biblia desde siempre y en donde se nos narra su existencia. (1) Ellos están donde nosotros estamos, no se toman vacaciones, ni feriados, ni se ausentan jamás con o sin aviso. Están con nosotros! Probemos! La respuesta siempre llega. (Cristina del Solar). (1) Gen 3:24; 16:7; 18:2; 19:1).