Es un querubín de primer orden y de gran clarividencia, guardián de las moradas celestiales desde los primeros tiempos de la Luz y sembrador de la obra divina por todos los universos. Tiene el poder de la sabiduría adquirida a través de la experiencia y también tiene el de la transformación y la transmutación. Protege a sus patrocinados insuflándoles pasión, valor y prestancia y es de valiosa ayuda contra toda clase de accidentes y a ello se debe su fama de Ángel salvador. Aunque los ángeles no tienen sexo, se puede decir de Ial-Yeli que tiene la apariencia de una fuerte amazona de cara alargada, boca grande y nariz pequeña, con grandes y expresivos ojos de avellana y el pelo abundante y corto. Su oración es: " Adonai, señor de los ejércitos celestiales, permite que el ángel Metatrón abra su puerta de fuego para que tu ángel Ial-Yeli descienda y me otorgue su fuerza, guía, su inspiración y su protección. Que a través de la letra sagrada de tu santo nombre me ilumine y me ayude a conseguir (pedir lo que se desea), para seguir con pie firme mi sendero. Gracias te damos señor, por los favores recibidos y por los que vamos a recibir y desde aquí te pedimos que permitas la vuelta de tu Ángel, a las moradas celestiales una vez acabada su misión. Amén".
(Los 72 ángeles del año - Rubén Zamora)
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