UN PASEO PARA CONOCER EL MUNDO DE ESTOS SERES MARAVILLOSOS .....

noviembre 21, 2008

Los libros ocultos

Es lógico suponer que todo lo que se quiera saber sobre los ángeles (sus nombres, atributos y funciones) debería encontrarse en la Biblia cristiana. En cambio, éste es en realidad el último lugar donde se puede encontrar esta información. De hecho, el Antiguo Testamento sólo menciona por su nombre a tres ángeles en el católico Libro de Tobías. Así pues, ¿dónde encontramos más detalles característicos sobre la vida de los ángeles, sobre quienes eran, o son, cómo se llaman, qué hacen y qué relaciones tienen con el género humano?
Prácticamente toda la información de que disponemos procede de fuera de las escrituras y cánones ortodoxos de las cuatro religiones que creen en la existencia de los ángeles. En realidad, la mayoría de estos textos en concreto han sido declarados heréticos, seudoepigráficos o apócrifos. No obstante, nuestras ideas actuales, aunque imprecisas sobre las huestes angélicas, se basan fundamentalmente en estos textos heréticos, así como el grueso de la información que aporta este tratado. Constituyen una muestra típica de estos textos las tres grandes Crónicas de Enoc, recopiladas hacia el siglo II a.C. a partir de fuentes mucho más antiguas. Sus páginas se limitan a ofrecer información sobre la vida de los ángeles, sus nombres, sus funciones, características y los detalles específicos de las huestes angélicas. En el siglo IV d.C, San Jerónimo declaró apócrifas estas Crónicas, si bien hasta entonces habían sido consideradas una escritura canónica inspirada por los Padres de la Iglesia anteriores.
En ellas, el escriba Enoc narra su viaje por los Diez Cielos, en cual vió ángeles gigantes en una zona de reclusión y castigo. Sin embargo, todo esto no concordaba demasiado con la creencia más tardía de la Iglesia en la separación de Cielo e Infierno. Por lo tanto, los textos de Enoc quedaron desautorizados y prácticamente desaparecieron hasta el siglo XVIII. A pesar de ello, Enoc era conocido como "el hombre que decía la verdad" y sorprendentemente el texto está libre de todas las fantasías religiosas habituales. Aunque inaceptable para la doctrina ortodoxa, gran parte del material apócrifo de Enoc pasó al Nuevo Testamento de forma imperceptible. Constituiría la guía más importante hacia "Los Siete Cielos" y las oscuras cavernas del mundo subterráneo de Seol, Gehena, el Infierno y el Abismo Insondable. (Malcom Godwin).

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