UN PASEO PARA CONOCER EL MUNDO DE ESTOS SERES MARAVILLOSOS .....

noviembre 21, 2008

Angelus Occidentalis

A lo largo de la historia, las religiones, tanto las primitivas como las más desarrolladas, han alimentado la creencia en seres, poderes y principios espirituales, que actúan como mediadores entre el reino único y trascendental de lo sagrado y el mundo profano y dual del espacio y el tiempo. Estas convicciones van desde la creencia en el poder de los antepasados, espíritus de la naturaleza, hasta los seres espirituales denominados Ángeles por las cuatro "Religiones Occidentales del Libro". "Angelus Occidentalis" es un término general aplicado a una serie de especies y subespecies que se encuentran en las religiones monoteístas: judaísmo, zoroastrismo, cristianismo e islamismo. Lo que resulta especialmente significativo es que estas cuatro religiones comparten el enfoque de un universo tripartito: creen que el cosmos se divide en Cielo, Tierra e Infierno y por consiguiente, su población la conforman los ángeles, los humanos y los demonios.
Esto contrasta con el cosmos de los hindúes, los jainistas y los budistas; en general, el mundo oriental no cree en los ángeles como reveladores de la verdad. Esta función se delega en otros seres, a menudo reencarnaciones de sabios sagrados o encarnaciones de las deidades. Pero en las tradiciones occidentales, que se basan en la oración más que en la meditación, el ángel es un elemento esencial. Incluso existe un grupo especial de ángeles que descienden silenciosos al alba para escuchar las plegarias de los creyentes de Israel. En la tradición occidental, a fin de revelar el objetivo y destino de la especie humana, la Palabra de Dios es transmitida por los mensajeros celestiales, cuya función primordial es alabar y servir al Todopoderoso y cumplir su Voluntad. Antes del surgimiento de la ciencia moderna en los siglos XVI y XVII y con las recientemente descubiertas Leyes y Fuerzas de la Naturaleza, se creía que eran los ángeles quienes movían las estrellas y los elementos. La gravedad no era una ley de la naturaleza, sino una inteligencia angélica activa.
El término "ángel" deriva de una traducción griega del original hebreo malákh,que antiguamente quería decir la "Cara oculta de Dios", pero más tarde pasó a significar "mensajero". Esta derivación puede brindar una clave de por qué experimentamos cierta incertidumbre cuando intentamos describir la naturaleza de un ángel, puesto que "mensajero" implica más una función o estatus en el seno de la jerarquía cósmica que una esencia. La importancia básica de los ángeles no radica en quienes son, sino más bien en lo que hacen. Su naturaleza inherente no puede separarse de su relación con el Creador, el Dios Supremo Absoluto. Así encontramos al ángel mensajero Vohu Manah (Espíritu del Bien), revelando el mensaje de Dios a Zoroastro hace 2500 años , y al arcángel Gabriel dictando el Corán a Mahoma más de 1000 años después. En ambos casos, el papel de estos espíritus de Dios es mucho más importante que su propia identidad, su naturaleza de "ser". Los ángeles no sólo van ligados a Dios, sino que, además, son inseparables de sus testigos. (Malcom Godwin).

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