Cómo encontrarnos con nuesto Ángel de la Guarda

El ángel nos llega cuando estamos esperándolo, cuando anhelamos recibirlo. No es más que sentir su proximidad, ya que él está siempre ahí. Darle permiso para que entre en nuestras vidas. Recibirlo con una bienvenida y dejarnos envolver con sus alas. A veces también ocurre que el ángel nos golpea la puerta y nosotros no oímos o no lo dejamos entrar. Hay personas que quedan atrapadas en el mundo material y creen que lo único que existe es lo que se ve; no confían en otros mundos. Sin embargo, aunque los ángeles no se ven, existen. Nuestro Ángel Custodio es nuestro guía interior, es quien nos orienta en lo más conveniente para nuestro desarrollo individual y nos ayuda a seguir el propio camino evolutivo, del que muchas veces nos apartamos por no escuchar esa guía interior. Nuestro Ángel Guardián se comunica muchas veces con nosotros, a través de la intuición. Esos "pálpitos" que tenemos de vez en cuando, que nos hacen decidir esto en lugar de lo otro y a los cuales no siempre hacemos caso, son una manifestación de la intuición. Cuando no obedecemos los dictados de nuestra intuición, generalmente, nos arrepentimos luego. Lo que llamamos "reflexión" nos aleja muchas veces de nuestro verdadero camino. Es una manera de pensamiento racional y lógico que no siempre resulta ser el acertado para nosotros en ese momento. Puede ser una trampa para distraernos del verdadero camino. Por eso estemos atentos: no todo lo que creemos bueno para nosotros lo es. "No todo lo que brilla es oro". Usemos nuestra intuición, pidamos consejo a nuestro ángel y la respuesta acertada llegará. Aunque la respuesta acertada no es a veces lo que nos gustaría en esa circunstancia, pero seguramente a la larga descubriremos su conveniencia. ((Graciela Iriondo).