Quito, una de las capitales sudamericanas más antiguas y mejor conservadas, fue fundada en el primer milenio y en la época de la conquista española era una ciudad inca.
Más tarde se convirtió en un importante centro para las misiones religiosas rivales, cada una de las cuales construían iglesias que fusionaban estilos españoles, italianos, flamencos, moriscos e indígenas.
La Merced es una gran basílica de paredes blancas dominada por una maciza torre cuadrada con detalles árabes y cinco cúpulas. La entrada tiene grabados del Sol y la Luna, por lo que tendría un aspecto familiar para los fieles incas.
Los cimientos se colocaron en 1701, la torre se completó en 1736 y la iglesia se consagró en 1747. El claustro principal del monasterio adyacente es un pasadizo abovedado blanco resplandeciente, sostenido por pilares de piedra y con una fuente en cuyo centro hay una figura de Neptuno. Un segundo claustro alberga un museo de ceramica sevillana.
La iglesia ha sobrevivio a varios terremotos.
(Jonathan Glancey)
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