Aparentemente los elementos esenciales del viaje del héroe solían leerse en el cielo, a través de los movimientos del Sol y la Luna. Es decir que se corresponden con el ciclo del Sol, su camino de Oriente a Occidente (viaje diurno) y de Occidente a Oriente (viaje nocturno). la noche de los cielos era considerada como un mar nocturno y de ahí la historia del viaje nocturno del héroe a través del mar. Otra historia común es la que cuenta que el héroe viaja al inframundo a llevar a cabo una importante tarea, regresando victorioso o levantándose de entre los muertos al cabo de tres días (Jesús).
La mayoría de las culturas primitivas identificaron al Sol y su camino anual y diario con la búsqueda espiritual de la esencia y la totalidad del ser, o lo que hoy llamamos autorrealización. Jung dijo: "No le bastaba al hombre primitivo con ver la salida del Sol, sino que esta observación exterior debería de ser al mismo tiempo un acontecer psíquico. Esto es, que el curso del Sol debería representar el destino humano de un dios, de un héroe que no vive sino en el alma del hombre".
El origen del zodiaco y la mitología heroica están totalmente emparentados y comparten su razón espiritual y psicológica. Lo que tienen en común es el camino aparente del Sol. Su viaje de oriente a Occidente y de occidente a Oriente que se traduce como una senda que va de la luz a la oscuridad (descenso al mundo subterráneo) y de la oscuridad a la luz (renacimiento del héroe).
Así el viaje que el Sol anual o diariamente describe en el cielo, es la lucha que todo ser humano vive en su interior si inicia el camino de ampliar su conciencia, su "pedazo del Sol". Sin temor a equivocarnos, podríamos definir el viaje del héroe solar como la lucha contra el sueño del hombre dormido, contra el olvido de sí o la oscuridad. Como Ulises enfrentando las pruebas y dificultades que le impone el dios del sueño, neptuno, el que reina en las profundidades del mar, excelente imagen del inconsciente.
Todos los mitos heroicos siguen una secuencia zodiacal que podemos comparar con la evolución y desarrollo de la aventura heroica, descripta claramente por Joseph Campbell.
Pero el Sol debe ponerse y el héroe solar debe descender a un mundo que está bajo el horizonte, o un viaje nocturno hacia realidades sobre las que no tiene dominio. Allí quedará a merced de los misterios lunares, de los poderes femeninos. Sólo así podrá elevarse otra vez sobre el ciclo completo, la realidad solar y lunar, masculina y femenina.
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