El elemento que corona San Pedro le fue encargado a Michelángelo Buonarotti (1475-1564) que, con más de 70 años, se convirtió en el arquitecto de la catedral, cuarenta años después de que los trabajos comenzaran en la ambiciosa basílica papal.
Miguel Ángel rechazó ser pagado por este heroico diseño, ya que estaba trabajando para la gloria de Dios.
Su solución consistió en adoptar la misma técnica que había usado Bruneslleschi en la catedral de Florencia.
La maciza cúpula, de 42 m de diámetro, está hecha en dos capas de ladrillo y piedra, una interna y otra externa. Se eleva sobre un hermoso tambor salpicado de parejas de columnas corintias en saledizo, dispuestas entre ventanas ciegas. Desde afuera la cúpula parece más esférica de lo que en realidad es; desde abajo se aprecia que es bastante apuntada, aunque el efecto está suavizado inteligentemente por la profusa decoración que adorna la parte baja de la cúpula.
La poderosa estructura, sostenida por 4 pilares macizos de 16 m de ancho y unida por cadenas de acero ocultas, está rematada por una linterna con forma de corona que, a su vez, tiene en su cima una bola y una cruz a 137 m sobre el suelo.
El trabajo se realizó entre 1588 y 1591, tras la muerte de Miguel Ángel.
(Jonathan Glancey)
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