"Al principio los ángeles sólo me dieron consejo y orientación sobre temas relativos a mi vida. Sin embargo, su ayuda resultó ser tan efectiva en la superación de mis dificultades personales que, como psicoterapeuta, no puede evitar pensar en lo estupendo que sería que mis pacientes fueran capaces de usar su sexto sentido y contar con su propio canal de recepción de prescripciones celestiales. En una ocasión estaba atendiendo un caso difícil y no sabía con seguridad qué debía decirle a esa paciente. En el momento en que me hallaba pensando que los ángeles sí sabrían orientarla, ellos me preguntaron si deseaba que le hiciera llegar su consejo directamente. Como terapeuta tuve mis reservas, pero lo cierto es que me encontraba empantanada y no sabía como ayudarla. Entonces pensé que ni ella ni yo teníamos nada que perder si lo intentábamos. Por razones de ética profesional, sin embargo, sentía que no debía presentar a mi paciente los consejos de los ángeles como si fueran míos. Tenía que ser sincera y explicarle su procedencia, aunque ella acabara pensando que yo estaba loca y decidiera no continuar trabajando conmigo. Afortunadamente, ella también creía en los ángeles y al plantearle mi sugerencia, logré despertar su curiosidad. Inmediatamente accedió a escuchar con una actitud mental abierta todo lo que yo tuviera que decirle. Lo que oyó ese día transformó su vida e hizo posible una curación que yo no hubiera conseguido jamás por mí misma. Desde ese momento comencé a trabajar en colaboración con los ángeles para ayudar a mis pacientes, aunque explicándoles siempre claramente cuál era la fuente de los consejos que recibían. Muy pronto fui conocida como la terapeuta que transmitía "mensajes celestiales" o que trabajaba con "terapia angélica". Quienes acudían a mi consulta habían agotado ya todos los recursos conocidos y estaban dispuestos a dar una oportunidad a Dios y a los ángeles..."
(Lo que dicen los ángeles - Doreen Virtue)
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