¿Dormirán, descansarán o estarán siempre al acecho, alertas, colados en nuestras vidas, espiándonos desde sus cavilaciones, elucubraciones, deseos ocultos? Cuando aparece, algo cambia y se modifica en el ambiente. Tiene presencia, gracia y rapidez psicomotriz. No se detiene jamás en su búsqueda de nuevas experiencias. Inventa y redescubre la vida con su inagotable imaginación.
Seguirla en sus deseos, ideas, antojos y caprichos es para quienes tengan vocación de mártires, socios, amantes de situaciones límite, intensidad de adrenalina, montaña rusa, alpinismo. Hay que estar en estado físico y estar entrenados para seguirles el ritmo. Ni el cielo es el límite; van hacia otras galaxias en busca de recursos de nutrición física y espiritual. Siempre dejan su huella en la vida de quienes se cruzan en su destino. La rata jamás pasa desapercibida. Seduce sin descanso tejiendo una red invisible que resulta adictiva para la víctima. Sabe cómo, cuando y dónde, se infiltra bajo la piel y socava las arterias del corazón mientras prepara un manjar afrodisíaco. Inteligente, aguda, llega al objetivo como una flecha al blanco y atrapa la atención de la persona o tribuna que la está mirando hipnotizada. Combina destreza con sagacidad, originalidad. Cuando está encendida logra cautivar a la multitud con sus jugadas de ajedrez, su ironía, rebeldía, astucia y espontaneidad. Toma el alma de quien ama, desea, elige, sin que nos demos cuenta y entra colada, sin pasaporte ni visa en el territorio que se proponga explorar. Su energía es digna de una usina nuclear. Incansable, infatigable, maniática, exigente, perfeccionista, no dejará nada librado al azar. Necesita controlar lo que pasa con los seis sentidos, no confía en nadie, prefiere no delegar para dormir tranquila. Se adapta a situaciones extremas. Invertirá su fortuna con habilidad o la derrochará en una noche de casino. La vida está llena de variantes y posibilidades y por eso arriesga su pellejo. Es imposible exterminarla o desalojarla de nuestra vida porque crea una dependencia sutil, obsesiva, casi demencial. Necesita sentirse amada y ser imprescindible para la familia, pareja, amigos, socios reales y virtuales. Buscará ser amada, escuchada, reclamada, asediada, con armas nobles e innobles. La rata sabe lo que quiere y trabaja día y noche para lograrlo. Es inquieta, nerviosa y ansiosa. No soporta que le pongan límites y demarquen el territorio. Siente que la atrapan y no le gusta dar explicaciones a nadir sobre sus movimientos y fluctuaciones. Usa tácticas de ataque y defensa y como es paranoica debe reforzar su autoestima y control sobre los demás. Hace en poco tiempo lo que a los demás les lleva siglos. Está alerta, despierta, jamás duerme. Es una aspiradora sensitiva, una multiprocesadora continua de lo que pasa en el mundo, en el planeta. La rata ama apasionadamente. Sabe llegar al corazón y poblarlo de nuevas partituras. Quien amó o fue amado por una rata sabe que quedará un agujero de ozono después de su partida. Los días serán grises y monótonos, vacíos y silenciosos. Invade sin escrúpulos el alma y la convierte en un nuevo territorio para experimentar sus jugadas, sueños. Siempre tiene un as en la manga para zafar de las trampas que genera con su provocativa personalidad. Gran anfitriona y artista. Con tendencia más intelectuales que manuales, sabe resolver los problemas cotidianos con solvencia. El sí es su lema. Tiene salud física, mental y emocional. Se recupera de tragedias, accidentes, quiebras, despidos y amores imposibles más rápido que los demás. Reina, maga y hechicera, sabe que todo tiene un precio en esta vida, y en la próxima también. Genio y figura, siempre primera para abrirnos el camino del conocimiento. (Ludovica Squirru).
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