Existen multitud de ángeles en el cielo y sólo podemos obtener ventajas del contacto con ellos, pero muchos se preguntan cómo se puede establecer esa conexión con ellos. Es ciertamente mucho más sencillo de lo que crees. Casi todo el mundo ha sentido su influencia en un momento u otro. Canta una alabanza con total adoración o con un corazón receptivo y percibirás esas oleadas de sentimiento que recorren tu ser, a menudo acompañadas de una sensación de esperanza y alegría.
Este sentimiento de esperanza es la acción de los ángeles en cuanto descienden a la Tierra y entran en tu aura. La alegría es la vibración de estos seres que genera ese sentimiento edificante en tu vida: sientes su amor a medida que envuelve tu corazón y te hace sentir tan contento y ajeno a las preocupaciones que éste no quiere más que adentrarse en tu cuerpo físico, del mismo modo en que la llama del amor angélico penetra en tu corazón.
En los ángeles se encuentra una llama divina y el efecto que esta causa es muy real. Ese sentimiento indescriptible es la corriente tangible de las huestes angélicas.
Los ángeles pueden formar un círculo de fuego en torno a las personas, lugares y eventos y también alrededor de edificios para protegerlos. Se reunen cuando los hombres se hallan en plegaria y servicio creando una atmósfera de paz y santidad.
Los ángeles son una llama de fuego de Dios. Incluso sus alas y sus vestiduras estelares se han creado a partir de la sustancia luminosa que procede del mundo celestial. De hecho, todo lo que contiene nuestro mundo material y espiritual se ha creado a partir de la luz. Esa esencia luminosa es la sustancia de Dios y es también aquello de lo que estamos hechos. Se invoca por medio del poder de la Palabra. En el principio era ese Verbo y ese Verbo era y es utilizado para dar forma a mundos. La Palabra de Dios sale de Su boca y esa Palabra es Dios.
En el libro de Juan leemos: "...y el Verbo era Dios". Es necesario pronunciar la Palabra de Dios para establecer contacto con los ángeles.
(Elizabeth Claret Prophet)
Si nuestros sentidos se vuelven sutiles, armónicos, y los apoyamos en nuestra fe, podríamos comenzar a “sentir” las radiantes pulsaciones lumínicas, de nuestro ángel guardián, la comunicación se daría “mágicamente”!
ResponderBorrarUn Besito Marino