"A primera vista, el ajedrez podría calificarse simplemente como un juego de habilidad y de cálculo estratégico mental, el el que algunas personas altamente ejercitadas consiguen reproducir miles de situaciones derivadas de múltiples partidas; pero, como tantas cuestiones en la vida, además del aspecto superficial, existe otro oculto y más profundo que suele presentarse a nosotros en forma simbólica y que, frecuentemente por desgracia, pasa desapercibido". Refiere el investigador que para los atlantes, el ajedrez constituyó en verdad una alegoría del juego o tablero de la vida, permitiendo con su popularización la viable como segura trasmisión perdurable del saber contenido en el arte iniciático, al cua no tenían acceso las grandes mayorías, y que por este medio, gracias al esfuerzo e ingenio de sus participantes, llegasen a su trascendental sustancia cuantos así merecieran este don.
Respecto al tablero, Samael Aun Weor afirma que éste representa el entablado o escenario de la Vida Universal, representando con sus cuatro lados aquel Número Sagrado que iniciáticamente se conoce como Tetragramma y que es visible en las estaciones, los puntos cardinales y fundamentalmente en la naturaleza material del Ser compuesta de los cuerpos físico, vital, astral y mental.
El tablero consta de 8 filas y 8 columnas. La intersección de unas y otras generan cuadros, casillas o más precisamente escaques. Multiplicando los 8 cuadros que, en sus dos lados conforman el tablero, obtenemos el número 64; a su vez, sumado cabalísticamente el número resultante (6+4), obtenemos el arcano 10 de Tarot.
Con referencia a las piezas que componen el ajedrez, Samael dice: "Cada participante cuenta con un total de 16 piezas. El número 16 corresponde a "La Fragilidad", a "La Torre Fulminada" por el Rayo de la Justicia. Según los cabalistas, esta es la Torre de la confusión de las lenguas". Ciertamente, sobre el tablero, los humanos no logran entenderse y constituyen la famosa Torre de Babel".
"El Rey simboliza al Real Ser Interior de cada uno de nosotros, nuestra Estrella Interior. Su movimiento es libre, en todas las direcciones, hacia adelante o hacia atrás, pero sólo avanza una casilla. Constituye la pieza principal del ajedrez y su pérdida supone la finalización de la partida. esto acontece con el Jaque Mate".
"La Reina es la segunda pieza en importancia, tras el Rey. No olvidemos el dicho que reza que, detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer. En el ajedrez se presenta como la pieza más valiosa y versátil, pues sólo ella puede, en su bando, moverse ilimitadamente como cualquiera de las demás, exceptuando el caballo; es decir, puede avanzar tantas casillas como desee y en cualquier dirección, con la única restricción de no encontrar una pieza de su color, o rival, la que en caso de desearlo, puede capturar." Cuando el descuido del jugador ocasiona la pérdida de la dama, la partida está prácticamente perdida.
"Al igual que el Rey y las demás piezas del juego, la Reina también tiene dos aspectos: el blanco y negro."
El Alfil es a la vez, la Lanza Sagrada de los antiguos Misterios, el Edén. Su función juega un destacable papel en numerosas leyendas orientales como instrumento maravilloso de salvación. La liberación únicamente se alcanza al ser sabiamente blandida la lanza por el Alma que anhela. El Alfil puede avanzar o retroceder tantos escaques como desee pero siempre en diagonal y sin salirse de su color. Debemos observar cómo esta pieza, al moverse en diagonal, forma "equis". Esto nos recuerda a la Cruz de San Andrés. El suplicio de San Andrés, lleno de enigmas y portentos, izo muy célebre la Cruz en Equis, sobre la cual, en forma despiadada, ataron sus miembros separados.
El Caballo se mueve sobre el tablero en forma de L. esto nos recuerda a la Ley, simbolizada entre los mahometanos, por un caballo. Sólo esta pieza puede saltar sobre las demás, sin importar su color. Esta pieza nos invita a pensar en el Centauro mitológico y en la Constelación de Sagitario. representa las luchas entre la parte animal y la parte humana de los hombres. El caballo, simultáneamente, alegoriza la osadía, el valor, la amistad, la valentía, la inteligencia y otros atributos de la Consciencia.
La Torre está cimentada sobre la Piedra Cúbica de Jesod y nos recuerda a las dos columnas que están a la entrada de todo templo.
Con relación a los Peones, Samael los identifica con los aprendices. Presenta movimientos muy limitados: sólo puede avanzar hacia adelante, en línea recta, de casilla en casilla. Cuando se mueve por primera vez puede avanzar dos escaques y cuando logra llegar hasta la octava hilera puede recuperar cualquiera de las piezas capturadas de su bando. El Peón blanco representa a la esencia luchando, con la ayuda del rey, de la Reina, del Alfil y de la Torre blanca, contra las fuerzas que se oponen a su desarrollo. El Peón negro, en tanto, simboliza a las fuerzas del Ego. Cuando un Peón blanco es devorado, a causa de "una mala jugada", significa que la víctima ha sido engañada por su Ego. Esta situación resulta muy común sobre el Tablero de la Vida. Los 8 peones representan las "Pruebas de Job", es un signo de dolor, de sufrimiento y además simbolizan a las 8 virtudes de la energía Kundalini.
Las fichas negras buscan el triunfo de las cosas materiales sin importar los métodos empleados para lograrlo, pero debe tenerse en cuenta que la Justicia Divina interviene más temprano que tarde, poniendo las cosas en su lugar.
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