El Arca contenía las Tablas de la Ley, la Torá hebraica, dictada directamente por Dios a Moisés sobre el monte Sinaí.
Las tablas fueron colocadas en un cofre recubierto de oro que el pueblo elegido se llevó con él en sus peregrinaciones hacia la Tierra Prometida. Salomón, hijo de David, que había sido el primer auténtico rey de Israel y compositor del libro de los Salmos, construyó el templo que debía ofrecer al Arca un asentamiento estable.
El destino del Arca apasionó y apasiona todavía a los hombres. No hay más que pensar en el éxito mundial de la película de Steven Spielberg "En busca del arca perdida" en la cual se supone que el Arca escondía una forma esencial de energía, de tipo eléctrico, parecida al rayo.
El contenido del Arca era sin dua muy diferente. Podemos suponer que formaba parte de un código: las Tablas de la Ley eran inseparables de su cofre, que tenía una forma y unas proporciones precisas.
Charpentier escribe: "Se sabe que las claves de esta ley, sin la que el ser humano común no habría podido progresar, fueron transmitidas. Pero puesto que resulta peligroso confiar a un ser que no ha evolucionado lo suficiente la disponibilidad de poderes excepcionales, seguían siendo secretas o, más exactamente, inaccesibles para quienes no hubieron alcanzado la preparación necesaria para comprenderlas".
(Los secretos de las catedrales).
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