Reconociéndonos como seres de luz, co-creadores de nuestra realidad, focalizamos nuestra atención en la vibración como parte esencial de la dinámica creativa. Es así, como el pensamiento positivo vibra a altas frecuencias, se asocia a colores brillantes y se proyecta al exterior atrayendo realidad semejante a dicha vibración, elevada, luminosa, alegre.
Análogamente, el pensamiento negativo vibra a bajas frecuencias, se asocia a colores opacos y se proyecta al exterior atrayendo realidad semejante a dicha vibración, oscura, densa, depresiva.
Desde el punto terapéutico, la enfermedad no es otra cosa que un desequilibrio vibracional, en donde un órgano o una célula de nuestro cuerpo ha alterado su frecuencia vibratoria.
Por el principio de resonancia simpática, si enviamos la frecuencia vibratoria adecuadaa los órganos enfermos, éstos terminarán vibrando armónicamente, en su frecuencia original.
Los cuencos de cristal de cuarzo poseen una compisición estructural afin a la del ser humano (lo mismo ocurre con otros cristales). Esto permite que el uso adecuado y experto de estas milenarias herramientas induzcan estados meditación profunda y produzcan efectos terapéuticos notables en nuestra salud.
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